Buscando la Luz

Buscando la Luz


Gracias a este viaje por el Mediterráneo, descubre en “la luz y la arquitectura” un nuevo concepto para su investigación escultórica. Conceptos que, en cierto modo, Chillida había rechazado con anterioridad en dos ocasiones: al abandonar los estudios preparatorios para la carrera de arquitectura (1943- 1947) y, al comenzar a trabajar con el hierro en 1951 para superar sus primeras esculturas figurativas en yeso (1948-1949), inspiradas en la obra de Fidias y sus antecesores.

Como consecuencia de su viaje y atraído por el concepto paralelo de “luz y arquitectura” de la Grecia preclásica, Chillida escoge el alabastro, un material de cualidades traslúcidas, para crear Homenaje a Kandinsky (1965) y una serie de relieves y elogios a la luz y a la arquitectura.

 

 

Posteriormente, esta búsqueda de la luz se traslada a otros materiales y técnicas en distintos momentos de su carrera, entendiendo la luz como elemento creador de espacios.  De hecho, su producción alrededor de esta idea abarca desde delicados relieves en papel, porcelanas o pequeñas tierras, hasta monumentos públicos como el hormigón La casa de Goethe (1986) en Frankfurt o el proyecto para la montaña Tindaya (1995) en la isla de Fuerteventura. Al hilo de los proyectos a escala monumental, Chillida culmina su búsqueda con una serie de icónicas esculturas de la década de los 90, tituladas Buscando la luz, como la que preside la campa de entrada a Chillida Leku o el jardín exterior de la Pinacoteca Moderna de Múnich.

Esta serie de esculturas ha sido una constante durante toda la trayectoria artística de Chillida desde que en 1952 creara su primer Peine y soñara con la colocación de una escultura frente al horizonte.