Elogio de la arquitectura XIV

Elogio de la arquitectura XIV (1994), obra realizada por Eduardo Chillida en acero Corten ha sido cedida temporalmente por el Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco, a cuyos fondos pertenece, para el espacio de la colección permanente de Chillida Leku. La obra se exhibe junto al caserío Zabalaga, elogiando la arquitectura como concepto escultórico.

Compuesta por tres volúmenes sobre una base rectangular, Eduardo Chillida construye un espacio que se podría considerar urbano. Aunque se apartó relativamente pronto de sus estudios de arquitectura para dedicarse a la escultura, el concepto de construir con el espacio y la materia tomó fuerza en su obra a partir de los años sesenta, convirtiéndose, en gran medida, en el eje de su práctica escultórica.

Para el escultor, la arquitectura es, ante todo, un conjunto de volúmenes dispuestos en el espacio, que se corporizan e influyen tanto en el entorno que los rodea como en el espacio que contienen. La arquitectura es, por tanto, considerada de forma dual: es la contenedora, la piel del espacio interior, pero también son los elementos constructivos que, en este caso, rodean el espacio abierto. Esta capacidad dual de delimitar y construir es trasladada por Chillida a otros emblemáticos proyectos públicos, como el Peine del viento XV (1977), en Donostia-San Sebastián, o la Plaza de los Fueros (1979), en Vitoria-Gasteiz, ambos conjuntos escultóricos realizados en colaboración con el arquitecto Luis Peña Ganchegui.